sábado, 19 de febrero de 2011

Ahora, dime:

                                                               "Eres un valle salado;
                                                               yo soy noctámbulo viento".
                                                                          (R. Futura)

¿Qué he conseguido sin ti?
Sólo recuerdo un rumor caliente entre los labios
y el hondo manantial de genes que es tan tuyo.
Voy a vestir mi cuerpo con tus trajes de tiempo
y voy a comer vestigios que unas fotografías sordas
alinean en el lóbulo más íntimo,
aquí, tras la apariencia verbal que desconcierta
a todos los ajenos.

Sabes que he vuelto a casa, la puerta bajo un número amargo,
y he registrado cajones de memoria olorosos a tiempo.
Tú me mirabas; volví todos tus ojos para que no conocieras
y cerré los postigos, encendí varias luces
frente al enorme espejo de la alcoba
con tantas las canciones de infancia aflorando en mi piel.

Ya no hablarás, pero en la sombra de altos techos
quién susurraba, de dónde fluía la humedad
y el silencio ensordecía en denso crepitar
falto de sueño, rancio como el cuádruple velorio
encendido ante mí.

Quién era yo, pregunto, y cómo guiarme entonces
por los célebres bordados de tu cuerpo.
Descendí, sin conciencia del lago presuroso en que caía,
boqueando lanzaba fragmentos de un ácido feliz
hacia tu rostro y tachonaba callejas con estrépito
en piedra desmedida. Todo eras tú.

Te conocía al reflejo sepia de mis ojos
y había hallado en los vientres de la casa
esa broma exquisita de una voz
que era mía, una lluvia de rasgos
deformada en el cierzo de mi boca,
misma textura mórbida en el cuello,
tan igual con el roce den encajes que engullía el pensar.

Sentí que atravesaba el largo túnel inscrito en la espalda
como un impulso, y el viento perduraba en tu letra;
me introducía en el pecho de ficción oculto tras la firma,
latía sangre con ella, tronchaba el despertar de las yemas
que hicieron tales sombras de vida y era yo
tu palabra, palpitaba en el fondo del orgasmo,
estaba en esa sonrisa apenas heredada
o casi remedaba lo eterno por el ángulo suave del mentón,
                                                 tan exacto,
por el anhelo virgen de tener los miembros
primordiales, tu oscura vagina, aquellos pechos de cielo
que herían la luz y de anudarme en el centro
de tu mundo marino como un viento en la noche,
silbando sin querer en círculo oscuro, conmoviendo
los límites del valle.

Recuerdo sólo un momento de quietud y la alta noche
que escapaba en el chasquido menudo de las velas.
Veía tras cristales confusos, la bóveda del mundo
haciendo eco en mis sienes y un dulce frío
aguardando en penumbra el recordar.
Sé que esas olas tranquilas surgían del fondo de tus años,
podía escuchar las más hermosas en mis venas y algunas
llamaban desde el cercano lugar donde me esperas.
Son veinticinco ya, casi la suma limpia de tu tiempo
que va clamando en reflujo inaudible;
yo descifro los sones y escupo mi respuesta
con esas piedras tan íntimas, un tuétano profundo
lanzado hacia la noche, y en verdad no hay defensa
que exculpe lo que siento.

                                          Comienza a llover.
Estoy sólo, tan frágil como era tu vestido
de blanco aquella tarde, más tenue aún
que el pálpito en el cuello y el líquido rubor
de las mejillas.

Saco la mano al aire y sé que es sangre
el fluido tibio con que luego acallo cuatro llamas perplejas.
Antes que la mañana disfrace lo más vivo
embadurnola ropa y esa silueta en sombra del espejo
escribe tu nombre en la pared, signos de lluvia oscura
hasta que el alba vacíe otra vez cuencas,
barra sonidos, agoste los caminos
y no puedas hallar el rumbo hacia tu hueco,
sin carne a que aferrarte, sin voz ni sombra para ti

No dirás mas cuando me leas y aclares la mirada de noche,
cuando conozcas el blanco de tu piel sobre esta frente,
cuando tus pasos repiquen en los míso y nadie
recuerde la sonrisa, mas yo, que estoy perdiendo
furor de viento cierzo y me relajo en el bosque de tus rizos,
tan sólo yo, con la corriente tibia que legaste
para que sorteara cañas y rocas, venciera las pendientes
y nada de ese miedo filtrado cuajase en su seno.

Quiero ver qué no dirás, la estructura funesta
donde guardas los juicios quiero tener a mi lado
y ofrecerle esta lista de presioens que ya acaba.
Bora la luz del sol y acomete con ruidos el cerebro,
ilumina otra vez las cuatro velas, madre, acaricia mis sienes
bajo ese latido suave que es tu brazo y pregunta
todo lo que conoces, qué he conseguido, dónde
están los orígenes,
                                 pregunta.
             
                                                   

Media hora más contigo

                                                                                                                           "Get it over"
                                                                                                                                (Patsy Cline)

Dirección: DONNA DEITCH
Intérpretes: HELEN SHAVER como VIVIAN BELL
                    PATRICIA CHARBONNEAU como CAY RIVVERS

CAY
Tras esa calma, que es pasaje de canción dormida,
sientes que el más feliz de los azares
ha estampado su voz sobre tu frente.
                                                                ¡Y eres tan dulce!
Ridícula en la austera sensatez de aquellas aulas,
puedes llorar, se entiende crispación en el desorden
reglado de tu pelo, he visto cómo desnudabas la sonrisa
y una espiga de susurros se ha posado en mis pechos,
igual que boca cansada.

VIVIAN
Quise saber en esa tarde primera qué resorte dorado
convertía tus ojos en torrente, dónde hallabas la luz
para esa risa gozosa de aventura. Viniste a mí
cuando sondaba un paso de alquitrán pulido
y nada conocía mi mano, sólo atrapada
como un cachorro herido en lo más hondo.
¡quién eres tú, como te acercas a arar la tierra yerma
con caracola de roces sobre el vientre, cómo perfumas mi cara
hasta lograr la membrana de sueños que se extiende por dentro,
que me rodea, enquistada en esta fortaleza de ausencia
y poco a poco disuelve, la horada como una lluvia
mansa de lágrimas para que nada escape a su sed.

CAY
Yo soy el brillo que habita lo que fueran ojos, soy
tu cintura, soy una rápida colonia de signos
en la mano que ofrezco, soy osmación vigorosa
dispuesta a sacudir las virtudes que atenazan tu rostro
y ser tu voz, hablando con palabras recias del deseo.

VIVIAN
ayer te conocí. A la planicie exquisita del abrazo vinieron
bocanadas de duda, vendavales como un miedo
presentido de lejos, rumoroso, agazapado
para dar dentelladas a estos miembros que siempre
buscan calor, que te anhelaban si ver,
que están rendidos al largo despertar de este verano.
¿Cómo podría olvidar los ojos que nos marcan?
¿qué atrevimiento dará razón mundana de estas horas?
A veces quisiera que la noche no alzase sus ropajes
y vivir enquistada en el olvido, sabiendo que el placer
es interno y la luz que esta intrusa realidad ha devorado
persiste dentro de ti.

CAY
Yo ya no escucho sino tus sonido, tengo tus ojos guardados
en un recipiente de memoria, todo perfume
que alguna vez cedió este cuerpo, tu lengua inquieta conozco
y me gusta contemplar la marea de señales tibias
marcadas sobre el cuello. Tan sólo...

VIVIAN
¿...?

CAY
...Sólo quisiera enviar al pasado gestos y ademanes secretos,
quisiera transparencia, cuerpo abierto al mundo, de donde
sólo te apartasen mis labios, y yo en los tuyos ser ciego acuerdo,
nublación de vivir, pradera iluminada para todos.

VIVIAN
No apartes aún tus manos de mí; frota con cantos mi espalda
hasta olvidar el viento que amenaza afuera, ríe sin pausa;
que tu limpia forma desvanezca miradas, acechantes ofertas,
miembros desgarradores.
                                              Yo no querría hablar de entonces,
pero ha habido cóleras y bocas mudas, ha habido hombres
que se hundían con tesón y arraigaron enmí durante años,
he admitido un vínculo de acero alrededor que deshago estos dñías
y nunca pensé que fueran sombra mis libros, que el sentido
estuviese en diferente lugar de toda regla, quizás
bajo las letras de una canción, en paseos castos
que preludian la lluvia, en besos como un estigma sabio y privado.
Cúbreme; que nadie vea este afán, lava mis manchas con
zumos escogidos, dame el jarabe espeso de tu boca
y yo sabré encontrar el disfraz que más engañe y las manos
que defiendan mejor nuestros abrazos.

CAY
Yo hablo de la luz y tú piensas en la noche,
yo escupo en derredor y tú acoges el miedo,
yo comparo el mndo a una ruleta y tú excavas
un pozo de presiones, donde nadie respire.
¿Qué más pretendes, amor? ¿A qué retirada ascesis
diriges tu vista escasa? Dime el tiempo que nos falta para ser
como ya somos, como siempre mostrárá tu gesto y gritará
la niebla de tus ojos; dime el modo en que he de andar,
cómo prefieren que ría, qué mejilla debo acariciar primero;
cuando desee sentir, en quién encuentro el momento seductor,
cómo responderán mis manos con gesto ortodoxo...

VIVIAN
No sé, yo no sé nada, yo... no quiero que esto sea
motivo de ruio. Estoy pisando tierras extrañas, a veces
me embarranco en otros caminos, giran sin rumbo tus estrellas
y no entiendo cómo seguir tan llena de pasiones,
tan plagada del fango dulce que me arrojas.
No encuentro senda; por eso quiero comprender
el cruel vocabulario que impones como un gorjeo de alpiste,
en ensayos desnudos y en precario despiece de minucias.
¿Cómo he de ser natural? Aún necesito plazos más largos,
dosis de ti para asumir la carga de lo externo. Deja que todavía
beba tu cuerpo hasta que el aire no fluyam hasta que sea la lua, cobíjame

CAY
Vas a amarme con uñas y golpes, vas a mostrar
tu sonrisa más pulcra a los hombres, vas a girar
en el lodo como si nadie supiese la verdad, vas
a gritar con voz clara lo que el mundo sospecha
y abrirás tus entrañas y luego dirás: "Esto es un bosque
talado por mi amada; nada se esconde en él".

Todo eso harás por mí. Pronto caerán tus paredes al vacío,
perderás la concha de las gafas, deshará speinados,
romperás convenciones sin palabra que han apartado lo bello de tu cara.
Pero ahor duerme. Mañana, tu marcha me henchirá de hojas turbias
y sabré lo que es hallar las rendijas del silencio,
el recuerdo de tu brisa en la boca crispada.

VIVIAN
¿No habrá más Gladys ornándote las sábanas?
¿No cederás al ruego penoso de otra Frances?
Sabes que tengo un bronce obsesivo tras la frente y no hallaré paz
hasta que encuentre tu vista en el marco de mis ojos
y sienta tu vello espeso entre mi mano.

CAY
¿Cuándo vendrás?

VIVIAN
En Navidades, quizá. Puede que antes.
                                                                     Acompáñame allí.

CAY
Yo no sabría qué hacer entre tu gente; mi vida es Reno
y la idiota situación a esta cerámica, pero te consta
que estoy prendida a ti con ligaduras de piedra y en mi piel
se recoge polvo de ausencia. Esperaré como si fuera
la única acción posible y no habrá daño en tu voz cuando regreses.

VIVIAN
Todos verán que en el centro de mí algo ha variado.
Supondrán un nuevo amor, alivio por esta libertad
recién ganada; murmurarán los alumnos, oiré risitas
al fondo de la mente, alguno enseñará sus rancios encantos
escolares, pero sólo tendré apariencia, recordando abstraída
mis seis semanas de ti, esperando con dicha el reencuentro.

CAY
Ven. Sube a este tren de noche y haz que broten trompetas de mi vientre;
condensemos el tiempo en un instante infinito; que el amanecer
se acerque en términos de estatua y la vida no sea más que
simple media hora entre estaciones, letanía de roces,
treinta medidas para disfrutar en la lucha gustosa de los cuerpos.
                                             ¡Ven!

La infancia de Andrei Rubliov

                                                                 Para Andrei Tarkovski, Eminente.

Creímos todos que era tan sólo asunto liviano
y mímesis de años. Con las espumas en bozo
habría de llegar el tránsito, y el necesario
cordón quedar sellado de humo en las pestañas.
                    Nosotros.
                                     "That's the sound of the men"
Debíamos subir; más tarde,
                                                despeñarnos.
Debíamos subir hasta las cimas de un grupo de palabras
                    y en las paredes de verso,
                    y en la prosa reflectante
taladrar un amplio pudridero de nombres,
forjar quizás esa campana.
                                                                                 Las cosas
mostraban su calidad ciclópea, sólo
un golpe con cincel desmesurado, la palanca
atrevida desgajando el mundo por su eje,
nítida de fe contra el Obstáculo, sólo aquello
podría diluir el oleaje en que el Todo se engolfaba.

                          **************

Soñé que un viento largo de años y una cierta
hoguera por espíritu anulaban mi infancia.
"Deum fieri": rescoldos de la antigua bacanal nocturna
ahogados en el río.
                                 Qué procesión de caballos,
qué lluvia suave apenas empapando este centro,
y el naufragio vibraba alrededor con niebla
como si todo fuera canción unánime. "That's
the sound of the man
                                    working on the chain".

                         ***************

Sobre el abismo están surgiendo algunas islas;
no puedo ver tras esta noche de décadas
que el silencio ha conservado, sólo se intuye
que hay agua todavía en este páramo, y va a fluir
como una sucesión de iconos fragmentados
desde el centro del niño oculto,
                                                      doble ampuloso,
desde el mismo origen mineral que entiende tu vida
y la desplaza, mechada de logros sin fin,
adonde nadie, ni yo, sepa decir
quién ha ordenado pintar los cuadros que olvidaste
o quién admirará tu campana inamovible.